Nacho García

Fue hace ya tanto tiempo...pero lo recuerdo como si fuera hoy mismo. Yo había conocido a Nacho García aquella misma noche, estábamos desnudos, fumando, en su habitación de Madrid. Las primeras luces de la mañana se colaban por la persiana perdiéndose entre nuestros cuerpos. Después de un largo silencio se lo pregunté: ¿Nacho, qué es para ti el cómic? Dibujó una leve sonrisa, me miró profundamente y me dijo: Cierra los ojos. Me abrazó, me pidió que dejara la mente en blanco, juntó su cabeza con la mía y en un momento ya no estábamos allí. Aquello ya no era Madrid, aquello ya no era ningún lugar. Flotábamos en un infinito opaco, unidos, éramos sólo uno. Ante nosotros una gran esfera, faraónica. Mírala, me susurró. Y aquella esfera comenzó a cambiar de forma, comenzó a convertirse lentamente en una pirámide, luego en un trapecio y después fue desvaneciéndose hasta desaparecer. Eso es el cómic, dijo. Y abrí los ojos. Volvíamos a estar sobre la cama, en Madrid ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Segundos? ¿Horas? ¿Días? No importaba, lo único que importaba es que desde aquel momento nada jamás volvería a ser lo mismo. Nos miramos. Le acaricié suavemente la cara e hicimos el amor.

Francisco Ibañez. Barcelona, Abril del 2010.

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