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Más datos. Los Pitufos: ¿Dónde y cuándo?
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Señor Ogro
Superagente


Registrado: 02 Ene 2005
Mensajes: 25597
Ubicación: El Jardín del Ogro

MensajePublicado: 30/04/2018 19:50    Asunto: Responder citando

Pirluit escribió:
SÍ, creo recordar que "Magicae Formulae" EXISTE. En las dos series se menciona, pero además tengo el ligero recuerdo de un escrito llamado así, escrito por Yvan Delporte y firmado como "Ediciones Belzebuth". Dice Zorro que cree recordar haber visto un ejemplar en el Centre Belge de la Bande Desinée. Ya sé que es todo muy vago, pero en cuanto encuentre más información entre mis archivos, la paso.

Sí, aquí tienes una foto del Magicae Formulae obtenida por nuestro compañero Barrufet en el CBBD el 24 de octubre de 2008. Lo que no sé es si seguirá expuesto allí o si pertenecía a una exposición temporal.



Lo de las Ediciones Belzebuth (o Belcebú, en español) procede de la nota al pie de página que hay en la plancha 4 de "La Pitufita", indicando que la fórmula utilizada por Gargamel es responsabilidad exclusiva del autor del grimorio Magicae Formulae, de Éditions Belzebuth (o Ediciones Belcebú).
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¿Otra vez esos galopines en mi jardín? ¡Por cien mil vacas marinas! ¡Os voy a hacer trocitos a la cazuela!
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miski
Autor - Agitador cultural


Registrado: 27 Dic 2009
Mensajes: 18685
Ubicación: Aquí

MensajePublicado: 30/04/2018 21:50    Asunto: Responder citando

Señor Ogro escribió:
Pirluit escribió:
SÍ, creo recordar que "Magicae Formulae" EXISTE. En las dos series se menciona, pero además tengo el ligero recuerdo de un escrito llamado así, escrito por Yvan Delporte y firmado como "Ediciones Belzebuth". Dice Zorro que cree recordar haber visto un ejemplar en el Centre Belge de la Bande Desinée. Ya sé que es todo muy vago, pero en cuanto encuentre más información entre mis archivos, la paso.

Sí, aquí tienes una foto del Magicae Formulae obtenida por nuestro compañero Barrufet en el CBBD el 24 de octubre de 2008. Lo que no sé es si seguirá expuesto allí o si pertenecía a una exposición temporal.



Lo de las Ediciones Belzebuth (o Belcebú, en español) procede de la nota al pie de página que hay en la plancha 4 de "La Pitufita", indicando que la fórmula utilizada por Gargamel es responsabilidad exclusiva del autor del grimorio Magicae Formulae, de Éditions Belzebuth (o Ediciones Belcebú).


Esa exposición no es temporal sino que forma parte de la permanente, donde hay algunas cosa más de pitufos, la maqueta de una casa, la flauta y alguna cosa más.
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Señor Ogro
Superagente


Registrado: 02 Ene 2005
Mensajes: 25597
Ubicación: El Jardín del Ogro

MensajePublicado: 30/04/2018 22:22    Asunto: Responder citando

Me alegra saberlo, espero volver a verla pronto. Very Happy
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Zorro Aullador
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MensajePublicado: 01/05/2018 00:26    Asunto: Responder citando

Hola, me dice Pirluit que ella, las 3 veces que ha visitado el CBBD (2006, 2008 y hacia el 2011, -esta última vez conmigo ya-) esa pieza estaba ahí ya, ergo es parte de la exposición permanente como dice Miski.
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Mirror
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Mensajes: 2837
Ubicación: El País Maldito

MensajePublicado: 01/05/2018 00:46    Asunto: Responder citando

magin escribió:
Pirluit escribió:
SÍ, el Pitufo Gruñón adquiere su mal carácter al ser picado por la mosca bzz (bzz según Bruguera, claro). El comentario se hace en otro álbum: "¡Desde que le picó la mosca bzz, no ha vuelto a ser el mismo!".


Claro. Así lo leí yo. Lo que sobreentendí es que habría sido el primer pitufo negro, cosa que no veo nada clara. El primero es (o es de la de familia de) el Pitufo Perezoso, dormilón, etc. El de "el trabajo es salud". Y no vemos a ningún otro que uno pueda decir que es el Pitufo Gruñón, ni al ser picado ni tras ser curados en esa historieta. Lo que pasa es que nos parecen tan iguales los pitufos...

Repasando la historia de "Los Pitufos Negros", he seleccionado cuatro imágenes del pitufo picado por la Mosca Bzz y a mi me parece bastante gruñón.

Cierto que es un pitufo que no tiene ganas de trabajar, pero es que al pitufo Perezoso lo que le pasa es que tiene siempre es sueño. No es lo mismo.

Vale que el pitufo a quien la Mosca Bzz pica, antes de que eso ocurra se pega una cabezadita, pero se le ve despierto en los demás momentos. A mí me da más la sensación de que el Pitufo Gruñón, antes de que le picara la Mosca Bzz, era un pitufo vago que de vez en cuando se enojaba (lo que es ahora, un pitufo que no le gusta hacer nada y siempre está de mal humor).

No sé si me explico... Vamos, que pega bastante de que ese pitufo picado por la Mosca Bzz sea el pitufo que ahora conocemos como Gruñón.

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Pirluit
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MensajePublicado: 01/05/2018 11:16    Asunto: Responder citando

Teneis razón en lo de "Magicae Formulae". Creo que he tenido un lapsus mental con lo de la Gramática Pitufa, que también estaba en el CBBD, y que sí que es un texto que escribió Yván Delporte. Además, hay un gag publicitario de una página, protagonizado por Pirlouit, que se llama "Magicae Formulae", y que se publicó en la revista Tintín un par de veces, si mal no recuerdo publicitaba una marca de levadura, OMO...

¡Gracias por la foto! ¡Cuántos recuerdos! Very Happy Por cierto, el pegote azul que está en la estantería de arriba, junto a la tira de "Los Pitufitos", se supone que es la famosa arcilla azul de la cual nacen La Pitufita y Sassette...
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Pirluit
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Mensajes: 2132
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MensajePublicado: 01/05/2018 11:22    Asunto: Responder citando

Señor Ogro escribió:
Me alegra saberlo, espero volver a verla pronto. Very Happy


¡Y yo! En cuanto las pitufillas crezcan un poco... También recuerdo otras piezas muy simpáticas en esa exposición sobre Los Pitufos, como el espantapájaros vestido con la ropa del Pitufísimo (y con el cartelito aún en la espalda) y un poco de mobiliario y utillaje a escala pitufa, un lienzo diminuto con el cuadro de La Pitufita como la Mona Lisa...
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Mithrandir
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MensajePublicado: 11/06/2018 13:07    Asunto: Responder citando

Pirluit escribió:
"AMBIENTACIÓN DE LA SERIE JOHAN Y PIRLOUIT"

(...)Pero todas estas influencias hacen que Peyo conciba una Edad Media idealizada, sin demasiado rigor histórico. Él mismo cuenta, refiriéndose al filme “Robin Hood”: «Esta película me marcó durante mucho tiempo... Adoraba este cuento caballeresco, esas escenas de francachelas con señores que comían muslos de pollo con sus dedos... Veía la Edad Media como la época de los encantadores, de los trovadores y de las grandes cabalgadas. Más tarde, me precipité a la Biblioteca Real para documentarme seriamente sobre este periodo, y allí descubrí una realidad mucho menos exaltante: había terribles epidemias, la esperanza de vida medieval no sobrepasaba los cuarenta años y los hombres debían afrontar al peor enemigo: el aburrimiento... ¡el cual trataban de combatir partiendo a hacer cruzadas para liberar la tumba de Cristo!».
En la obra de Peyo se encuentran innumerables elementos legendarios y fantásticos, sobre todo pertenecientes a las tradiciones nórdicas (el dragón Fafnir, por ejemplo, es un personaje de la saga escandinava “Sigurd el Volsung”). Pero eso no impide que también haya una evidente inquietud por respetar el rigor realista en lo que se pueda. Esto se verá sobre todo si comparamos los primeros álbumes con los últimos: es evidente que Peyo se ha preocupado de irse documentando sobre detalles concretos, como por ejemplo el anacrónico tintero de cristal que aparecía en “El Castigo de Basenhau”, las cintas en la cabeza de los hombres (más propias de la estética grecorromana que de la medieval) o la amplitud de los trajes de las damas, las cuales parecían lucir un dieciochesco miriñaque... Todos estos pequeños fallos serán escrupulosamente corregidos en álbumes posteriores.
Peyo enmarca su obra, sus personajes, en un lugar y en un tiempo concretos. Se trata de la Edad Media en un país europeo que, aunque jamás se menciona, se corresponde con Francia. En aquella época, los Países Bajos aún no existían como tales, estando incluidos en el reino francés... Peyo nombra, a veces, lugares reales (París, Villers, Castellac, Tréville…), y otras veces lugares ficticios pero que aluden claramente a sitios verdaderos, como Pinquer y Troumanach (por Quimper y Ploumanach, respectivamente). En otros casos, Peyo inventa topónimos a fin de enriquecer su universo: los mismos serán cuidadosamente respetados a lo largo de su obra, como en el caso de Abelagot, conformando un auténtico “atlas imaginario” de sólida coherencia.
Algunos sucesos históricos serán retratados con fidelidad, como el pacto entre el rey franco Carlos el Simple y Rollón, en 911. Este dato, puesto en boca de Johan, permite suponer también que es en Francia en donde viven los héroes, aparte de la mención burlesca que de sí mismo hace Pirlouit, presentándose como “Rey de Francia”. Cuando Seroka canta sobre la saga, se limita a decir: “Hace mucho tiempo, en el país del Rey, había dos buenos amigos...”
En determinado momento (“La Flecha Negra”), se menciona el siglo exacto en que tiene lugar la acción. Esto es algo extraño, dada la poca tendencia de Peyo a dar este tipo de detalles en su obra... Más extraño aún si cabe, dado que dicha aclaración no era, ni mucho menos, indispensable. La misma consta en una cartela de la plancha 38, en la que se explica que en el siglo XI los torneos eran verdaderas guerras...
Durante el siglo XI, en Francia, reinaron tres Capetos: Roberto II, Enrique I y Felipe I. De los tres, ninguno llegó a los cincuenta años... Se elimina así la teoría de que el viejo Rey sea retrato de alguno de éstos, con lo que su posible inspiración histórica desaparece (su cautiverio en Tierra Santa, por el contrario, podría estar basado en la vida de Luis IX, así como la invasión de los mongoles en Centroeuropa. Pero entonces, la cruzada en la que participó no podía ser más que la primera). Por otra parte, tampoco su escudo de armas se corresponde con el de un rey francés de esta época: en lugar de la flor de lis, su emblema son dos barras amarillas en “V” sobre fondo negro.
En cuanto al sistema monetario, éste se basa en escudos de plata y oro, denarios o “dineros” (de menor valor que los escudos) y sous (céntimos), los cuales aparecen como la pieza más pequeña. Si bien el denario y el sou ya existían como moneda anterior al siglo XIII, no ocurre lo mismo con el escudo, que fue acuñado por primera vez por Luis IX. Las unidades de peso, capacidad y medida son la onza, el kilate, la dracma, la pinta, el pie, la legua, la milla, la vara... En suma, una mezcolanza fantástica de elementos reales.
Durante toda su obra, a veces Peyo parece verse acometido por un curioso afán didáctico: nos expone prolijamente, por medio de filacterias o llamadas a pie de página, las misiones de un censador, o por qué los hombres medievales gritan “¡Noël!” si están muy contentos. Otras veces, en cambio, serán los mismos personajes los encargados de aclarar las posibles dudas del lector, como cuando Johan explica a Pirlouit lo que es un grimorio. Pero en la mayoría de los casos se da por hecho que el lector sabe muchas cosas: el recurso a la tortura como procedimiento habitual o la manera en que los nobles se autofinanciaban por medio de pequeñas guerras y del rescate de sus prisioneros, por ejemplo, no está explicado en parte alguna, y todos parecen aceptarlo sin escándalo ni sorpresa.
Por otra parte, es frecuente el uso de arcaísmos en el lenguaje de la serie (siempre teniendo en cuenta que ha de leerla un público infantil y, por lo tanto, que no ha de ser de difícil comprensión). A Alemania se la conoce como “Germania”, el alcalde es el bailli, el tratamiento habitual a los hombres de respeto es el de messire (habitualmente traducido por “mi señor” o “maese”, aunque sería más exacto decir “micer”). En los primeros álbumes comprobamos que hay muchos más arcaísmos que en los últimos, cosa que tal vez pueda deberse a la posterior intervención de Delporte en los diálogos... o también al hecho de que Peyo, completamente absorto al principio de su carrera en esta obra, se esmera en ambientarla bien por medio de determinados efectos de lenguaje: por ejemplo, no se habla del caballo de Johan, sino de su destrier; Johan no es un muchacho sino un “doncel” (damoiseau)... etc.
Igualmente, las letras de las canciones están escritas en francés medieval y abundan también las exclamaciones y giros pasados de moda: el más común en boca de nuestros héroes, bon sang de bon sang de bon dieu de bonsoir, se traduce normalmente como “maldición”. Cuando Johan nombra a Carlomagno no lo llama Charlemagne, sino Karlemaigne... Frecuentemente se leen inscripciones o se emplean palabras en latín y griego; a menudo, se citan proverbios de la Biblia o de alguna otra fuente clásica (“in vino, veritas”, “el buen vino regocija el corazón del hombre”). Las leyendas, letras capitales e ilustraciones de la primera plancha de “El Sortilegio de Maltrochu” están inspiradas en las miniaturas que adornaban los libros de horas medievales, imitando en algún caso los encuadres y perspectivas de la época. En cuanto a las canciones de Pirlouit y otros bardos, casi todas pertenecen a una obra satírica del siglo XII, Fabliau des Deux Bordéors Ribauz, un diálogo cómico entre dos juglares algo tunantes que disputan entre sí sobre sus habilidades a la vez que parodian el estilo poético de los verdaderos trovadores. Tampoco será extraño ver a Pirlouit entonando otro fragmento célebre, si bien ligeramente modificado (si que au vent et en la bise/estoit sovent en sa chemise), tomado esta vez del fabliau de Saint Piere et du jougleur (siglo XII). Peyo, muy prudentemente, no toma para Pirlouit más que estos pocos versos del principio de la obra, ya que la misma, como la mayoría de los fabliaux, es ciertamente picaresca: el motivo de que el juglar protagonista del cuento esté así, casi desnudo en el viento invernal, es que se ha gastado todo lo que tenía en borracheras, apuestas y burdeles (mais ne sai plus que vos en die/taverne amoit et puterie). Un guiño de complicidad tal vez demasiado adulto para una historieta cuyo público es netamente infantil...
La invención de Peyo está en que, claro, las letras de fabliaux no se cantan, se recitan. Convard, en “El Bosque de los Unicornios”, toma el relevo de Peyo poniendo en boca de Pirlouit un canto de amor cortés inspirado en otro de Guiraut de Bornelh: “Dulce y buen compañero, estoy en tan deliciosa compañía...”
El poder de la Iglesia y la universalidad del cristianismo en Europa durante la Edad Media está tratado con naturalidad en los primeros álbumes, aunque tal hecho puede deberse también a que el mercado de los cómics francobelgas estaba directamente supervisado por la censura católica y la Ley Francesa de Protección a la Juventud: de hecho, más de una vez se rechazó alguna historia por “no contener absolutamente ningún elemento cristiano”. La solución solía ser la de dibujar un crucifijo en alguna pared, o el perfil de la torre de una iglesia en el horizonte... Así, en las habitaciones del Castillo abundan las cruces y hornacinas con imágenes de santos, y un fraile sonriente y bonachón suele compartir siempre la mesa de los señores. En los primeros álbumes de “Johan”, el páter del Castillo es una figura de autoridad, siendo él el que aconseja al Rey, escribe sus cartas, administra las medicinas y dispone sobre los criados... Más tarde, serán otros personajes los que desempeñen estos menesteres: el Senescal o el mismo Johan entre ellos. Igualmente, no puede faltar la presencia supervisora e indulgente de un clérigo en las escenas de juicios, banquetes y ferias en la plaza mayor (en los álbumes modernos, por el contrario, esta figura se suprime o se ridiculiza: incluso, en “La Noche de los Brujos”, por primera vez es el crucifijo símbolo de una facción decididamente enemiga y hostil). Los personajes rezan, acuden a misa, respetan los tiempos litúrgicos y se emplean numerosas expresiones que sin duda hoy en día serían de difícil comprensión: “¡Qué Cafarnaum!”, “Santo Tomás... ¿eh?” (traducidas, en la edición de Editorial Bruguera en los años ochenta, por expresiones más modernas: “¡Qué revuelto está todo!”, “Desconfiadillo... ¿eh?”). Eso sí: sorprendentemente, en las escenas de cruzada, aunque se ve la enseña del Islam, no aparecen cruces por parte alguna.
El tema del tratamiento de la mujer, tan espinoso en el universo de Peyo, se justifica aquí por el momento histórico en el que viven los personajes: las damas permanecen completamente recluídas en los castillos, con misiones auxiliares como preparar vendas y ungüentos en caso de guerra, tejer tapices, velar a los heridos y cuidar de los niños. Separadas por completo del mundo masculino, se enteran de las noticias por medio de chismes, y en general se les atribuye un papel pasivo y tonto... cuando no malicioso. A menudo vemos a una dama sentada en el banquete junto al señor del castillo, pero sin saber si se trata o no de su esposa: durante el resto del tiempo no se la verá más, y por supuesto nunca se la oirá. Las doncellas jóvenes van a menudo acompañadas por una carabina de más edad, malencarada y regañona. En cuanto a la mujer campesina, vive en casa rodeada de hijos, cargada de trabajo como una mula. Cuando sale, su misión es ir al mercado o chismorrear con las vecinas... En “Los Ángeles” vemos a un matrimonio de villanos que vuelve a casa entre la nieve y la ventisca, y es ella la que carga con el haz de leña.
Son frecuentes las expresiones como “luchar como una damisela”, “canciones para mujercitas”, “cuentos de mujeres”... proferidas con sentido despectivo; y no sólo por los malvados de la serie, sino también por los personajes positivos. Incluso en las actuaciones más caballerosas, la mujer es siempre algo que hay que proteger y rescatar. Sin embargo, a medida que discurre la serie puede apreciarse una cierta evolución en este sentido: la joven vikinga que pretende cabalgar sola monte a través para salvar a los suyos es modelo de valor, y la bella Geneviéve demuestra, también, su personalidad y su coraje... No obstante, no deja de ser la mujer en general un elemento accesorio o ridículo (Gwendoline, Dame Barbe) cuando no un simple objeto de comercio como lo indica el tema de la dote, el casamiento por conveniencia o la normalidad con que Johan anuncia su misión de inspeccionar a Geneviéve para comprobar si es apta como prometida de uno de los sobrinos del Rey... Alain Maury, en cambio, procura corregir los innegables tintes machistas de la serie por medio de heroicas y destacadas figuras femeninas como Guillemette, Amandine, Dame Myriam y la princesa Aïcha.
El mundo árabe, tan ligado a la historia medieval europea, brilla sin embargo en la serie por su total ausencia si exceptuamos “La Rosa de las Arenas”. Aquí se refleja la vida en un puerto de Turquía o algún otro lugar próximo a los Santos Lugares: el emirato de Al-â-Sabbam-e-Sassem, gobernado por Hazam VI, naturalmente ficticio. El tema de la diversidad racial en “Johan y Pirlouit” no había sido tocado hasta la segunda etapa de la serie, en los álbumes dibujados por Alain Maury. En “La horda del cuervo”, los mongoles invaden las tierras del Rey, siendo considerados en bloque como “los bárbaros”; sólo Homnibus, en su trato con el anciano consejero de Fumwhal-Khan, consigue establecer un puente de entendimiento... la curiosidad científica vence a la hostilidad. En “La rosa de las arenas” se va aún más allá y las diferencias raciales son tratadas con un profundo respeto, que constituyen el hilo conductor de toda la historia. De paso, la ambientación del emirato da la impresión de estar bastante lograda; no obstante, como ocurre con la incursión de los héroes en Normandía, en muchos casos la cosa se reduce a una simple adaptación de los nombres, las vestimentas... Si bien los castillos y ropajes vikingos se parecían sospechosamente a los franceses, estos detalles se cuidan más en el episodio diecisiete; pero no se tiene en cuenta que, al cambiar de país, los personajes debían forzosamente haber cambiado también de moneda.
En cuanto a los judíos, tema que no se puede obviar si se trata del mundo medieval, en “Johan y Pirlouit” se da una tremenda paradoja. Normalmente se incluye entre sus personajes o elementos relacionados con la magia alguno judío, con más pretensiones exóticas que racistas (no olvidemos que uno de los modelos principales de Peyo fue Walter Scott). Las brujas de la serie (Rachel, Sara, Myriam), llevan nombre judío, el laboratorio del alquimista de Maltrochu y sus ropajes lo delatan como judío... y también judíos son los usureros de “La Flecha Negra” y “La Flauta de los Seis Pitufos”. Estas apariciones, tan sujetas a cliché, curiosamente no despertaron el menor resentimiento en una sociedad sensible y marcada por la reciente Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, los insultos en yiddish de Monulf, unidos a su peculiar físico, provocaron una auténtica avalancha de protestas... Peyo fue acusado de antisemitismo de forma completamente injusta (la idea de los caracteres hebraicos había sido de Delporte), y hubo que publicar disculpas y modificar la historia para su reedición.
Y, por supuesto, la fascinación medieval por el tema de la hechicería está representada fielmente: se habla sin recato de quemas de brujos como de la cosa más habitual del mundo, cualquier desgracia o suceso inexplicable se achaca a un encantamiento, abundan las supersticiones... Los seres diferentes (como el mismo Pirlouit), así como los chivos y los gatos, están considerados demoníacos, y también se nombra alguna obra clásica real como “La Clavícula del Rey Salomón”, libro de Cábala que, en la serie, obra en poder de Homnibus y de Rachel. Peyo se documentó bien a la hora de transcribir ensalmos y hechizos: la piedra filosofal incluye sal, azufre y mercurio, y el pentáculo cabalístico está perfectamente trazado... Y es que el mismo Peyo reconoce su pasión por la alquimia teórica, y el hecho de haber leído no pocos manuales sobre el tema.
Sólo echando un vistazo a los apuntes personales de Peyo, como hizo Dayez, podemos hacernos una idea de la minuciosidad con que el autor preparaba concienzudamente sus historias antes de dibujarlas. Peyo era escritor, narrador de cuentos, más que historietista, por lo que en sus bosquejos abundaban las palabras y no los bocetos. Dividía el papel en dos partes, y a medida que escribía iba anotando las distintas fuentes de las que podría echar mano: cancioneros, enciclopedias, manuales, obras literarias...
Cierto que su documentación, si bien bastante escrupulosa, no es rigurosamente exacta. A lo largo de la obra de Peyo abundan los anacronismos, como el árbol de Navidad que aparece en “Nochebuena” o bien el hecho de que en los castillos hubiese chimeneas de tiro por el tejado, las cuales no se inventaron sino hasta el siglo XII (antes de esa fecha el tiro era lateral, mediante un simple agujero practicado en el muro). Igualmente, los arcos ojivales y las bóvedas de estrella del último de sus álbumes pertenecen ya al siglo XIII... Para pertenecer al siglo XI, los escudos de los luchadores son muy pequeños, y en cambio sus yelmos y armaduras resultan demasiado modernos y sofisticados... Cuando Pirlouit canta sus fabliaux, o Johan recita la gesta de Rolant, Peyo tenía que tener bien claro que estas obras son posteriores al siglo XI. Y, si de anacronismos se trata, en “El anillo de los Castellac” podemos encontrar quizá el más célebre de todos, cuando Pirlouit trata de tentar la gula de Johan ofreciéndole pastelillos de maíz. Pues todo el mundo sabe que dicho cereal no se conoció en Europa sino hasta después del descubrimiento de América...
Una cosa parecida ocurre en la película de animación: en el frutero del Rey se ve una mano de plátanos. Claro que, sin duda, los anacronismos más flagrantes los comete Maury, amparado por el ambiente mágico que rodea “La Noche de los Brujos”: en esta historia, Homnibus y Olivier viajan en piragua, y Johan enciende una vela... ¡con un mechero! (El mechero, propiedad de la bruja Myriam, puede pasar: acaso esta dama sea como el Merlín de T.H. White, capaz de viajar al futuro y traer de allí los inventos precisos para hacerse la vida más cómoda. Lo que ya es más improbable es que Johan, que supuestamente no ha visto en su vida un artefacto así, sepa al instante para qué sirve y cómo hacerlo funcionar...)
Puede que algunos anacronismos no sean sino intentos de dulcificar un poco la cruda realidad de aquellos tiempos. Vemos a los villanos, incluso a los más pobres, vivir en confortables casas de madera o piedra de dos pisos, con chimeneas, dormitorios independientes, establo... En realidad, las familias del pueblo llano se hacinaban en cobertizos pequeños de adobe, con un agujero en el techo por toda ventilación y sin habitaciones: la única manera de mantener el calor era el compartir la sala única con los animales (las bestias eran tan queridas a sus dueños que no las hubiesen dejado en un establo por miedo al hurto: dormían con ellas dentro del hogar). Y es que, en cuanto que producto destinado al público infantil, no se podía exhibir en “Johan y Pirlouit” un realismo demasiado riguroso o sanguinario... De hecho, en un par de ocasiones fue censurada la serie: en la primera, en 1952, dicho veto se debía a una escena de tortura que se eliminó de la edición final (dicha tortura consistía en hacer beber al reo un cubo de agua con un embudo y hacerle cosquillas en los pies).
En todo caso, a pesar de las numerosas batallas rara vez veremos una herida abierta en la serie (salvo cuando Olivier es atacado por Boustroux, y también en el corte que Maximin recibe en la mano al tratar de defenderse). En esta Edad Media ideal, las espadas sirven para dar golpes de plano con ellas y hundir el casco del enemigo sobre sus ojos, de una manera más cómica que dolorosa; los chichones duran hasta la siguiente viñeta, las flechas sólo se clavan en las nalgas de los personajes, y nunca muere nadie... Lo peor que puede ocurrir es un leve aturdimiento o una amnesia temporal. En “El País Maldito”, por ejemplo, Monulf achicharra el rostro de Johan con el fuego de su tea, pero la quemadura ya ha desaparecido en la siguiente plancha.
En sus comienzos, la serie era algo más explícita y cruda: Johan es herido gravemente a espada durante una de sus primeras aventuras en blanco y negro. Eso no impide que, en una aventura posterior, el mismo Johan no dude en estoquear (innecesariamente, por cierto) a su enemigo con la punta de su espada, causando una dolorosa herida. Pirlouit parece bastante frío cuando refiere, como si tal cosa, la muerte por garrote de unos soldados a manos de los bandidos, a pesar de su posterior cambio de actitud (se conmociona cuando descubre la masacre en “La Rosa de las Arenas”). En los primeros tiempos de la serie no se muestran muertes, salvo la de Boustroux, que perece ahogado en el torbellino de un río. También en este caso las cosas cambian con el tiempo: en “La Rosa de las Arenas” hay cadáveres. Aparte de la agónica muerte del villano, un destacamento de guardias del Rey es masacrado y vemos narices rotas, ojos perdidos y brazos en cabestrillo... En “La Flecha Negra” hay una escena interesante: se trata de un torneo de características bien realistas en el que los caballeros, en lugar de justar educadamente de dos en dos y con una barrera entre ellos, se enzarzan de forma masiva, desordenada y violenta, con el único afán de hacer el mayor número posible de prisioneros para pedir rescate; se sucederán los accidentes y los heridos ante el entusiasmo del público y la complacencia del Rey, y hasta el mismo Conde de Tréville estará en riesgo de perder su vida... No es frecuente encontrar este tipo de cosas en un cómic infantil (por lo menos, en el bando de los “buenos”), pero hay que decir a favor de Peyo que se documentó bien: así eran, efectivamente, los torneos en el siglo al que alude (las justas corteses comenzaron a practicarse algo después). Eso no quita para que Peyo también anime algunas justas clásicas, en las que participarán Johan y De Tréville.
Por último, indicar que esta serie figura en varias listas de lecturas recomendadas para animar a la juventud al estudio de la Edad Media como periodo histórico, y que junto a su descripción somera se puede leer el siguiente apunte: «Aventuras imaginativas, con decorados de cartón-piedra y guiones de opereta: una Edad Media idílica en un país ficticio gobernado por un rey ideal, bondadoso y paternalista. Muy lejos de la cruda realidad y la sordidez de la época, no encontraréis aquí ni una gota de sangre. Su valor, si bien no es histórico, se basa en su buena ambientación en cuanto a los objetos de uso cotidiano, la vida en los castillos, los oficios, etc.» Y también: «En una época en que las películas de capa y espada se habían puesto muy de moda, sólo Peyo supo combinar el humor con el fondo histórico con tanta astucia»...


Magnífico artículo, Pirluit. Muchas gracias por compartirlo.

Añadiría algo en relación con la ambientación del interior de las iglesias. Peyo respeta en "El sortilegio de Malasombra" la manera en que los fieles se reúnen para el culto en una época en la que en las iglesias no existía, como ahora, una "bancada" donde sentarse; los fieles permanecían agrupados, de pie, tal como se nos muestra en la boda del final de "El sortilegio de Malasombra".
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Pirluit
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MensajePublicado: 11/06/2018 14:56    Asunto: Responder citando

Mithrandir escribió:

Añadiría algo en relación con la ambientación del interior de las iglesias. Peyo respeta en "El sortilegio de Malasombra" la manera en que los fieles se reúnen para el culto en una época en la que en las iglesias no existía, como ahora, una "bancada" donde sentarse; los fieles permanecían agrupados, de pie, tal como se nos muestra en la boda del final de "El sortilegio de Malasombra".


¡Es cierto! Y también se ve eso muy bien en "La Guerra de las Siete Fuentes", cuando Johan entra en la capilla desierta después de oir las doce campanadas. Sólo se ven los asientos del coro, pegados a la pared.

Una pega que yo le veía a este capítulo, precisamente, era que en esos tiempos no hubieran sonado doce campanadas. El tiempo se distribuía de otra forma: maitines, laudes, etc. No había un número "doce". Cada "hora" medieval correspondía a dos o tres de las nuestras.

De todas formas, seguro que este artículo ya ha quedado algo desfasado, puede que hoy en día le corrigiera algunas cosas. Por ejemplo, los datos sobre las canciones que comentabas en el hilo de las erratas, el tema de las medidas...
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Mithrandir
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MensajePublicado: 11/06/2018 19:44    Asunto: Responder citando

Pirluit escribió:
De todas formas, seguro que este artículo ya ha quedado algo desfasado, puede que hoy en día le corrigiera algunas cosas. Por ejemplo, los datos sobre las canciones que comentabas en el hilo de las erratas, el tema de las medidas...


Pues si te animas, estaré encantado de leer tu artículo corregido.
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Pirluit
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MensajePublicado: 12/06/2018 19:10    Asunto: Responder citando

Mithrandir escribió:


Pues si te animas, estaré encantado de leer tu artículo corregido.


Y yo de compartirlo en cuanto lo haga... que, ya lo he dicho antes, requiere que tenga algo de tiempo y de calma. Y acreditando las aportaciones de otros autores y foreros, claro.

Lo ideal sería hacer un trabajo compartido, ya que Mirror y Ase también se lo han currado con lo de los topónimos, etc., y Mithrandir ha puesto lo suyo con lo del cancionero medieval (ver hilo "Erratas del integral de Johan y Pirluit de Dolmen...").

Y estos días Zorro me ha estado comentando detalles sobre el armamento y las tácticas de batalla de la época... también me está buscando las cosquillas. Me gustaría añadir comentarios sobre ello. Por ejemplo, el tema de los estribos de los caballos, que cambian de un álbum a otro, y el estafermo/tentemozo/cabeza de turco ("Quintaine", en el original) que se ve en la habitación de Joël de Fafluth... que era un objeto característico de la época pero que no lo había visto en ninguno de los álbumes de Peyo.
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Pirluit
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MensajePublicado: 20/09/2018 13:22    Asunto: Responder citando

Pirluit escribió:


En el mercado de Villers, población cercana a Abelagot. Abelagot es el sitio en donde vive Homnibus, más concretamente en un paraje llamado "Roca Blanca" ("Blanc Caillou"). Los dos pueblos vuelven a citarse en "El Pitufador de Joyas".



Me autocito para añadir más datos que he encontrado recientemente sobre estas dos aldeas. Está claro que son cercanas, pues en relación con la residencia de Homnibus y los mercados en los que compra Oliver, aparecen ambas. Acabo de leer de nuevo "El Pitufador de Joyas" y allí la acción se distribuye entre ambas: "No sabemos si han ido para Villers o para Abelagot", dice el Gran Pitufo en la plancha 6. Así que se van a Villers, y, desde ahí, "Para Abelagot, diríjase al norte y, al llegar a la encrucijada de las tres cruces, tuerza para el este y siga todo recto", dice un paisano en la plancha 23. Esa misma noche, y a ritmo de carreta, ya están todos en Abelagot...
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Mirror
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MensajePublicado: 20/09/2018 22:58    Asunto: Responder citando

A ver, yo hay una cosa que no entiendo...

Desde la aldea pitufa se llega a la cabaña de Gargamel caminando a paso de pitufo, por lo que los dos puntos no están lejos uno de otro. Gargamel puede ir al mercado de Villers caminando, o sea, que no está lejos. Oliver también puede ir al mercado de Villers caminando, por lo que la casa de Homnibus no está tan lejos. Entonces... ¿Cómo es que para ir desde la casa de Homnibus hasta la aldea pitufa hay que atravesar desiertos angostos, arenas movedizas, montañas abruptas y no sé qué más? ¿No se podría seguir el camino hasta Villers, desde allí hasta la casa de Gargamel y luego atravesar el bosque de forma normal?
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Pirluit
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MensajePublicado: 21/09/2018 10:20    Asunto: Responder citando

Mirror escribió:
A ver, yo hay una cosa que no entiendo...

Desde la aldea pitufa se llega a la cabaña de Gargamel caminando a paso de pitufo, por lo que los dos puntos no están lejos uno de otro. Gargamel puede ir al mercado de Villers caminando, o sea, que no está lejos. Oliver también puede ir al mercado de Villers caminando, por lo que la casa de Homnibus no está tan lejos. Entonces... ¿Cómo es que para ir desde la casa de Homnibus hasta la aldea pitufa hay que atravesar desiertos angostos, arenas movedizas, montañas abruptas y no sé qué más? ¿No se podría seguir el camino hasta Villers, desde allí hasta la casa de Gargamel y luego atravesar el bosque de forma normal?


Esa es la eterna pregunta que nos hemos hecho todos en alguna ocasión, sobre todo después de "El País Maldito". Wink

La segunda eterna pregunta es la de: con la de veces que Gargamel ha conseguido entrar en la aldea pitufa, ya sea de forma accidental o no, ¿no es lógico que ya se haya creado una especie de caminito o, por lo menos, que se haya fijado en algun detalle que lo pueda orientar?
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magin
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MensajePublicado: 21/09/2018 11:04    Asunto: Responder citando

¿Es Villiers pero VilliersVilliers, el mismo Villiers o es otro Villiers?

Es que me salen como 4: https://www.google.com/maps/search/villiers/@46.7165759,-0.277017,7.48z

Villiers-en-Bois. en la región de Poitou-Charentes, departamento de Deux-Sèvres, en el distrito de Niort y cantón de Brioux-sur-Boutonne. Si está cerca de un bosque entiendo que es del de Gargamel.
Villiers-Le-Roux. Villiers-le-Roux es una población y comuna francesa, en la región de Poitou-Charentes, departamento de Charente, en el distrito de Angoulême y cantón de Villefagnan. Que podría ser del que hablamos porque la imagen de google maps nos da un enigmático cruce de caminos por el que te puedes perder, dado que cada uno va para un sitio distinto... ¡imaginaos el riesgo!
Villiers-Couture es una población y comuna francesa, situada en la región de Poitou-Charentes, departamento de Charente Marítimo, en el distrito de Saint-Jean-d'Angély y cantón de Aulnay
Villiers Villiers es una población y comuna francesa, situada en la región de Poitou-Charentes, departamento de Vienne, en el distrito de Poitiers y cantón de Neuville-de-Poitou. Por cierto, cerca de Champiny-le-Sec... "champán seco"... prefiero el semiseco, pero puede ser el del conde.
Villiers. departamento de Indre, en el distrito de Le Blanc y cantón de Mézières-en-Brenn
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>3000 maginotecas. Pues a mí sí me gustan.

... y aún diré más, queridos amigos.. ¡el mar entero estaba lleno de gatos y tontos que tiraban al agua descodificadores de canal+, enchufados a una paellera
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