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¿Proviene la Abuela Pitufa de la aldea de las chicas?

 
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Mirror
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Ubicación: El País Maldito

MensajePublicado: 17/07/2019 11:25    Asunto: ¿Proviene la Abuela Pitufa de la aldea de las chicas? Responder citando

La Abuela Pitufa apareció por primera vez en la octava temporada de la serie de dibujos animados de Hanna-Barbera. La idea de los creadores de la serie era introducir un nuevo poersonaje en cada temporada, y esta vez era en forma de un anciano pitufo de sexo femenino. Pero a diferencia de las dos anteriores pitufitas (la Pitufita y Sasita) nunca se desveló el orígen de este nuevo pitufo femenino. Las otras dos habían sido creadas a partir de una fórmula mágica, teniendo pues un origen artificial. La Abuela Pitufa, llamada Nana Pitufa (o Nana Pitufo) en la serie, volvía a la aldea tras 500 años de ausencia (apresada por el Castillo Captor), siendo una vieja conocida del Abuelo Pitufo y que al parecer el Gran Pitufo no recordaba. Nunca se dijo si su origen era artificial como sus predecesoras o natural como los demás pitufos, aunque en aquella época parecía que las pitufas femeninas no existían en ningún lugar. Incluso Peyo afirmó en una ocasión (en una entrevista que no logro encontrar pero que leí hace dos años) que su existencia era una incongruencia.

La Abuela Pitufa apareció en unas pocas historias cortas del Estudio Peyo, pero con carácter secundario y nunca se habló de su pasado.

Ahora bien, tras la película de 2017 (y los albumes del Estudio Peyo) en la que se descubre una nueva aldea formada íntegramente por pitufos femeninos (o lo que es lo mismo, chicas), el orígen natural de la Abuela Pitufa podría tener más sentido ahora que hace veintipico años. Podría muy bien ser que hubiera formado parte de esa aldea en el pasado. Las pitufas de esa aldea tienen todas el pelo azul, claramente diferenciadas del resto de pitufas artificiales que hayan existido en el pasado (la Pitufita rubia -e inicialmente morena-, Sasita Pelirroja). La Abuela Pitufa tiene el pelo gris, pero igual que la Pitufa Sauce (líder de las chicas) que lo tiene blanco debido a su avanzada edad podría muy bien ser que la Abuela Pitufa hubiera tenido el pelo azul en su juventud.

Claro, todo eso es una teoría, pero ahora mismo tiene mucho más sentido la existencia de esta amable anciana. Y ¿Por qué no desveló antes la existencia de dicha aldea? Bueno, pues me he atrevido a contar mi visión y que leereis a continuación. Hace un tiempo ya dije que tenía una serie de crónicas pitufas en mente e incluso escribí y publiqué lo que sería la quinta historia de la serie (la de la Pitufita en el bosque con el Pitufo Salvaje). He aquí la primera historia de dichas crónicas.

Por cierto, aunque en la serie se dice que el Abuelo Pitufo tiene 1000 años y se fue de la aldea hace 500 años, que es también cuando la Abuela Pitufa desapareció, me he basado en otra cosa para las fechas. En una historia corta titulada "La montagne des baisers" el Abuelo Pitufo afirma que tiene 200 años más que el Gran Pitufo (o sea, tiene alrededor de 742 años), por lo que, en las historias, se habría marchado mucho tiempo después.

Bueno, no me enrollo más:

CRÓNICAS PITUFAS
capítulo 1: UNA PITUFA EN LA ALDEA
Hace 542 años
Censo en la Aldea Pitufa:
-1 Gran Pitufo (492 años)
-97 pitufos de 200 años (entre ellos el futuro Abuelo Pitufo)
-2 bebés pitufos

Era una hermosa mañana de otoño. El Pitufo Atrevido estaba entusiasmado, ese día iban todos los pitufos al bosque a recolectar nueces para el invierno. El Gran Pitufo ya estaba listo y poco a poco los demás pitufos se fueron reuniendo en la plaza de la aldea. Todos, excepto el Pitufo Aburrido, que le había tocado cuidar ese día a los dos bebés.

Tras una caminata, encontraron una zona donde abundaban los nogales. El Pitufo Atrevido y el Pitufo Cobarde se alejaron del grupo. "No deberíamos ir por allí", dijo el Pitufo Cobarde. "Nos estamos acercando al camino que pitufa a la aldea de los humanos. El Gran Pitufo dice siempre que nunca debemos pitufarnos con los humanos".

En eso, se acercó un carromato tirado por dos bueyes. El Pitufo Cobarde salió corriendo en cuanto lo vio. Pero el Pitufo Atrevido se escondió tras una roca para verlo mejor. Desde allí podía oir las voces de los humanos.

"Menudo hallazgo que hemos hecho, Everard. Por lo menos nos darán diez monedas de plata en Abelagot.", dijo uno de ellos.
"¿Es que lo quieres vender?", dijo el otro. "Es mejor exponerlo an el mercado. La gente pagará sólo per verlo".
"Si sobrevive", respondió el primero, "Ante todo debemos encontrar la manera de que se recupere. Un duende muerto no vale nada".
"Bueno, si muere podemos decir que si se cuece puede convertir los metales en oro. Los de esa aldea son tan crédulos que pagarían una fortuna por eso. Este duende tiene que hacernos ricos, vivo o muerto. ¿Cuantas veces has visto tú un duende de color azul?

¿Un duende azul? ¿Acaso esos humanos habían capturado a uno de sus compañeros? El Pitufo Atrevido no podía creer lo que acababa de oir. Y por lo que decían, debía estar malherido. Tenía que rescatar a ese pitufo como fuera, no había tiempo de avisar al Gran Pitufo.

Se acercó al carromato por detrás y, de un brinco, se metió dentro. Allí había toda clase de hortalizas: coles, calabazas, cebollas, rábanos... Debían ser campesinos que iban a vender cosas al mercado. Y, a un lado, un trapo tapaba lo que parecía una jaula. Ahí debía estar el pitufo cautivo.
Los dos humanos seguían hablando sin darse cuenta de nada, así que el Pitufo Atrevido abrió la puerta de la jaula y se metió para socorrer al pitufo inconsciente. Pero... al verlo más de cerca, sus ojos casi saltaron de sus órbitas. No era ningún pitufo de su aldea. De hecho, parecía un pitufo, pero tenía la nariz más pequeña y tenia pelo, una larga melena azul recogida como si de una cola de caballo se tratara. Y su ropa no era blanca, sinó beige, con lo que quedaba de una flor en su gorro. Y, débilmente, aún respiraba.
No se lo pensó dos veces. Ya haría las preguntas más tarde. Lo primero era lo primero. Cogió a esa criatura con los brazos y, sin que los humanos se percataran, la sacó dando un salto desde la parte trasera del carromato. El Pitufo Atrevido corrió, saliendo del camino, hasta un claro en el bosque, donde la dejó en el suelo. En ese momento abrió los ojos, lentamente.


"¿Quien eres?", preguntó.
"Soy un pitufo. ¿Y tú?"
"Yo... pues... no lo sé. No recuerdo nada."
"Tienes un chichón en la cabeza. Y tu ropa está destrozada. Será mejor que te pitufe a la aldea. Allí el Gran Pitufo sabrá qué pitufar".
"¿A la aldea? ¿Hay más como tú?"
"Pues sí. Somos cien"

Una vez en la aldea, y tras la sorpresa de todos, el Gran Pitufo se encerró en el laboratorio para curarle las heridas. Los demás pitufos estaban todos esperando ante la puerta del laboratorio. Cada uno tenía su propia idea de quien o qué podía ser la criatura de pelo azul.
"Yo creo que es un pitufo mutante venido del norte. Empieza por pitufarle el pelo, luego le pitufarán colmillos. Hasta que nos querrá pitufar a todos", dijo uno.
"Pues yo creo que se trata de un pitufo deforme, que lo han pitufado de su aldea".

En ese momento salió el Gran Pitufo de su laboratorio. "Está descansando, no debeis pitufar su sueño. Ha pitufado una conmoción tras un golpe en la pitufa, y por ello ha pitufado la memoria. Y respecto a vuestras preocupaciones, sólo puedo pitufaros que nuestra invitada es un pitufo. Una chica, para ser exactos".

"¿Una pitufa? Eso no existe."
"Yo también tenía mis dudas. Pero al parecer estaba equivocado. Y mientras siga sin pitufar la memoria, se quedará en la aldea y os ruego que la pitufeis con buenos modales."

La pitufa salió y todos se avalanzaron sobre ella, ofreciéndole flores, regalos y pasteles. Ya no llevaba ese vestido beige roto con el que había llegado, sinó que ahora llevaba uno nuevo que el Pitufo Modista le había hecho, de color malva, mucho más bonito. El Pitufo Atrevido se puso delante de los pitufos, protegiendo a la asustada pitufa.
"Ven. Te pitufaré la aldea sin que estos pesados te molesten"

Fue así como la pitufa recorrió la aldea con su nuevo amigo, quien le mostró la cocina, el almacén y la guardería. Allí se encontraba el Pitufo Aburrido, cuidando de los dos bebés pitufos.
"¡Oh! ¡Qué pequeños son!", dijo ella.
"Sí, son bebés", replicó el Pitufo Atrevido. "Los pitufó una cigüeña una noche de luna azul. Cada día nos pitufamos para cuidarlos".
"Pues yo los pitufaría cada día. Son tan monos..."
Y así fue como durante los siguientes días, la pitufa se quedó en la aldea con los dos bebés, haciendo de nana, mientras los demás se iban al bosque a recolectar frutos secos.

Con el tiempo, a la pitufa se la empezó a llamar Nana Pitufa. Cada día jugaba con los bebés y les cantaba. Les daba el biberón y les lavaba los pañales. Los bañaba por la noche y, antes de acostarlos, les leía un cuento sobre un pitufo que adquirió poderes tras bañarse en una fuente mágica, enfrentándose así a lobos y otros peligros, convirtiéndose en un héroe.

Tras unas semanas el invierno llegó. Toda la aldea estaba cubierta de nieve. La Nana Pitufa aún no recordaba nada de su pasado, su memoria no parecía tener prisa por volver. Aunque los demás pitufos ya se habían acostumbrado a su presencia, todos deseaban que los acompañara a dar una vuelta en trineo. Pero ella los rechazó a todos. Quería hacer un muñeco de nieve para los bebés. Sólo el Pitufo Atrevido tuvo permiso para ayudarla. Fue él a quien primero conoció y quien siempre la protegió de los demás.

Empezaron haciendo una gran bola de nieve para el cuerpo, y luego una más pequeña que pusieron encima, a modo de cabeza. Dos carboncitos para los ojos y una zanahoria para la nariz. Los dos bebés estaban maravillados, riendo y aplaudiendo ante la visión del magnífico muñeco de nieve.

Pero las risas atrajeron a un lobo hambriento que merodeaba por el bosque. Tras descubrir a los pitufos se avalanzó sobre ellos, quienes se alarmaron e intentaron ante todo proteger a los bebés. El Pitufo Atrevido pudo agarrar a uno de ellos, pero la Nana Pitufa llegó tarde para coger al otro. El lobo lo cogió con la boca y huyó hacia el bosque.
La Nana Pitufa reaccionó sin pensar, empezó a correr tras el lobo tan deprisa como pudo y, de un salto, se encaramó a un árbol y se agarró a una liana, tirándose al vacío hasta llegar a otra liana. Y así, de liana en liana, la Nana Pitufa avanzaba mucho más deprisa hasta alcanzó al lobo, a quien golpeó con una rama hasta que éste soltó al bebé, huyendo despavorido.

Tras comprobar que el bebé se encontraba perfectamente, la Nana Pitufa se relajó. Y en ese momento llegó el Pitufo Atrevido, quien no podía dar crédito a sus ojos. La Nana Pitufa se había enfrentado al lobo, igual como aquel cuento del Pitufo Héroe.

"¿Cómo has hecho eso? Me refiero a volar pitufándote de las lianas y plantarle cara al lobo."
"No tengo ni idea", contestó la Nana Pitufa. "Sabía que podía hacerlo. Sólo quería pitufar al bebé".

Al llegar a la aldea, la hazaña de la Nana Pitufa corrió entre los demás pitufos como la pólvora. Uno de los pitufos tuvo la idea de hacer una fiesta esa noche, para celebrar la proeza de la Nana Pitufa. El Gran Pitufo accedió, pero antes de eso se encerró en su laboratorio con aire de preocupación.

Llegó la noche y la fiesta tuvo lugar. Música, baile, pasteles, tortas y zumo de frambuesa animaban la velada. Los pitufos estaban contentos, y cada uno de ellos quería bailar con la Nana Pitufa. En eso, el Gran Pitufo se acercó a ella. Pero no para bailar, sinó para contarle lo que había descubierto. En el Gran Libro de los Pitufos, donde se recoge toda la historia de los pitufos después de muchos siglos, había encontrado vagas referencias sobre otra aldea donde habitaban pitufos con habilidades como la suya. Esos pasajes podrían ser falsos rumores, no quedaba claro si eran reales o parte de un mito. Pero quizás era una pista del lugar de donde pertenecía.

"Debo pitufar esa aldea", dijo. "No recuerdo nada de mi pasado, pero debo tener a alguien que me pitufe de menos".
"Pero en el libro no dice nada sobre la ubicación de la aldea. Ni si realmente existe".
"Pues empezaré pitufando la fuente del dragón, donde el Pitufo Héroe pitufó sus poderes. Quizás mi aldea pitufa de esa fuente".
"Pero... el Pitufo Héroe es un mito. A saber si alguna vez existió".
"Lo mismo que esa aldea de pitufos fuertes de la que hablas. Y por algún lugar habrá que empezar a buscar".

La fiesta acabó y todos se fueron a dormir. Pero la Nana Pitufa no se acostó. Tras coger algo de comida, salió de su casa y colgó una nota en la puerta. En ella decía que se marchaba a buscar a los suyos y pedía que cuidaran bien de los bebés. No tenía valor para despedirse de ellos. Pero al darse la vuelta, allí estaba el Pitufo Atrevido. Parecía como si estuviera de mal humor. Había escuchado su conversación con el Gran Pitufo.

"¿No te vas a despedir de mí?", dijo el Pitufo Atrevido, en tono sarcástico.
"No quería que intentaras convencerme de que no me marchara".
"Pues claro que no quiero que te marches. Quédate, aquí puedes ser feliz".
"Ven conmigo. Ayúdame a buscar esa aldea escondida".
"No puedo. No podría dejar a los míos".
"¿Lo ves? Yo tampoco puedo dejar a los míos, es por eso que debo encontrarlos".
"¿Y los bebés?"
"Ha habido bebés en esta aldea desde siempre. Tu fuiste uno de ellos en su tiempo. Sabeis cuidarlos, no me necesitais. Haz honor a tu nombre y atrévete a dejarme ir".

Y fue así como, ambos con lágrimas en los ojos, se despidieron. La Nana Pitufa empezó a andar, sin mirar atrás. Estaba decidida a encontrar esa aldea de pitufos fuertes de donde quizás venía. ¿Quien sabe? A lo mejor también había pitufas como ella. Si pudiera tan sólo recordar...

El Pitufo Atrevido sí que miró como se alejaba. Él la había encontrado. Había sido su amiga. Era el pitufo más cercano a ella. Más que cualquier otro. Tenía la esperanza de que la Nana Pitufa se volviera y se retractara de su decisión. Y aún cuando su silueta ya había desaparecido entre las sombras de la noche, él se quedó allí, mirando a la oscuridad. Sólo se veían sus pisadas en la nieve, alejándose. Y lo único que podía oir era el palpitar de su corazón.

(y hasta aquí la primera crónica pitufa; no os preocupeis, no es aquí donde desaparece la Nana Pitufa, hay unas cuantas crónicas más antes del suceso con el Castillo Captor, quizás algún día os las cuente...)
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Señor Ogro
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Ubicación: El Jardín del Ogro

MensajePublicado: 17/07/2019 22:18    Asunto: Responder citando

¡Enhorabuena! Me parece interesantísima tu reconstrucción de la historia de los pitufos teniendo en cuenta todos los datos que conocemos y tratando de ser coherente con el universo desarrollado por Peyo y sus sucesores a lo largo de más de 60 años. Lo leeré con calma y te comentaré más cosas en cuanto pueda. ¡Estoy deseando leer también la continuación! Very Happy
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Mirror
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Mensajes: 2837
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MensajePublicado: 18/07/2019 09:03    Asunto: Responder citando

Muchas gracias, Señor Ogro. La continuación la tengo bastante desarrollada, pero tengo que perfilar algunos pasajes primero. Sólo voy a adelantar que la siguiente crónica tiene lugar ciento ocho años después de ésta (¿os dice algo ese dato?).

Y sí, trato de ser coherente con hechos pasados que se han mencionado a lo largo de todos estos años, aunque no es tan fácil.
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Ubicación: Donde no estorbe

MensajePublicado: 23/12/2020 22:53    Asunto: Responder citando

Acabo de descubrir este hilo... eres increíble, Mirror... sabes más de pitufos que el propio Peyo... y el dibujo es precioso...

...mañana pitufaré el relato con más calma Wink
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