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Disney, “rey” de lo ajeno y “mago” de la codicia

 
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sjurado
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MensajePublicado: 27/08/2020 17:23    Asunto: Disney, “rey” de lo ajeno y “mago” de la codicia Responder citando

El domingo pasado vi un episodio de una serie llamada los gigantes de la comida, y en donde se narraba de forma muy sucinta los orígenes de quienes comenzarían enormes emporios alimenticios tales como Kellog’s, Heinz, Post y Coca cola. En todos ellos, se destacaba no solo una ambición desmedida y una audacia pocas veces vista, si no toda una pléyade de antivalores como son la mentira, el engaño, el abuso de poder, así como el robo de ideas o el plagio con el objeto de lograr sus cometidos.

Viendo este tipo de sucesos históricos, pareciera que no se puede avanzar en el mundo de los negocios si no es destruyendo al contrario con cualquier artificio amoral o sucia maniobra con tal de sacarlo del camino.

Y cuando pienso en estos casos de éxito empresarial, pero en el mundo del entretenimiento, es imposible no pensar en el nombre de Walter Elías Disney, así como de su emporio (hoy convertido en una especie de devorador de empresas al mejor estilo de Galactus o cualquier otra entidad supra natural marveliana, casa comiquera que por cierto también fue devorada por el gigante con el logo del ratón antropomórfico).

Y aunque uno de los slogan de la empresa reza que todo ese emporio comenzó con un ratón, en realidad comenzó fue con una traición, que puede que rime pero que no es lo mismo, y que involucra a un viejo camarada de animación del Sr. Disney, de nombre Ub Iwerks, quien ayudo en 1927 a la creación del personaje Oswald the lucky rabbit.



El caso es que el conejo Oswald fue “robado” por el productor de los estudios Universal una vez que culmina el contrato con Disney, ya que no solo le despide, sino que también se apodera de un plumazo tanto del personaje como de todo su equipo de animación, a excepción del leal Iwerks, dándole de esta forma, una lección de por vida a Walt sobre la importancia de garantizar el uso de los derechos de sus personajes.

Pero al parecer no solo aprendió lo bueno de esta lección, si no también lo malo, lo inmoral, que hoy, a más de 90 años de haber transcurrido tal evento, dicha empresa parece aplicar sin discreción alguna.

El hecho es que a raíz del éxito de Félix The Cat en el cine de animación, muchos estudios vieron en este medio una forma de hacer dinero y gracias a su conejo animado el estudio de Disney e Iwerks se benefició bastante, al menos antes de que los despojaran de su creación, y para no desaprovechar la oportunidad de seguir creciendo en el negocio animado, se vieron obligados a correr para crear otro personaje con quien continuar en ese nuevo mundo, es así que Disney le encarga a su más cercano colaborador la realización del nuevo personaje, entregándole a continuación de forma veloz varios bocetos del mismo (que no debió costarle mucho trabajo crear ya que MM no era más que Oswald con orejas y cola de ratón).

Dicho roedor debuto por allá en 1928, resultando todo un éxito y arrasando en popularidad en los cines estadounidenses.

Sin embargo, a partir de allí, y según describen algunos biógrafos, mientras más popular se hacia el roedor de guantes blancos y pantaloncillos rojos, la relación entre los colegas animadores se deterioraba, hasta el punto, que cierta anécdota podría servir de ejemplo, aunque esta varíe en su forma en algunas versiones: cuenta que un niño pidió a Disney que le dibujara a Mickey en un papel, y este se lo extendió a Iwerks para que lo dibujase, a lo que este se negó y le refuto que lo hiciese el mismo, porque estaba harto de hacer todo el trabajo creativo para que luego el (Disney) sea quien lo firmara y se llevara los créditos. (no sé hasta qué punto esto sea cierto, pero indudablemente es un buen antecedente de lo que sería el proceder de Disney como empresario). Luego de décadas de colaboración, los animadores
toman rumbos distintos, y como a Iwerks las cosas no le salieron del todo bien (como se repite este patrón…) no le quedó más remedio que volver a trabajar con Walt, pero ya como empleado, colaborando en técnicas de animación pioneras que aportaron mucho a la empresa y a la industria en general, siendo receptor, de forma honorifica de dos premios de la academia, en reconocimiento a su gran labor.

Sin embargo, jamás se le acreditaba como co-creador cuando se hacía referencia al nacimiento del famoso personaje, puesto que Disney repetía una y otra vez que la creación del ratón le vino a su cabeza en un viaje en tren hacia Hollywood, inspirado por un roedor que siempre aparecía en su estudio de Kansas City.

No obstante, a todo esto, la coautoría de Iwerks quedaría reafirmada posteriormente por el testimonio del hijo de este, David, en donde explica la historia que siempre le repitió su padre sobre el nacimiento de MM y es que cuando Disney llegó a Hollywood con la idea de crear un ratón, hizo su propio bosquejo, pero este fue rechazado por Iwerks, quien, lápiz en mano, le cambió las orejas y le redondeo los ojos, dando así a luz al Mickey que todo el mundo conocería.



Ya en años recientes, su nombre ha sido reivindicado, por la propia empresa, tal y como paso con DC y Siegel, Shuster o Finger, pero sin tribunales ni dinero de por medio, una reivindicación post mortem décadas después.

Disney y los derechos de autor.

Los derechos de autor son un sistema que data desde hace siglos, ya que desde los orígenes de la humanidad ha existido una corriente de pensamiento que promueve la libertad en la distribución y modificación de trabajos creativos basándose en el principio del contenido libre para distribuir o modificar trabajos y obras creativas. Para esto comparten y distribuyen obras en dominio público, es decir aquel patrimonio intelectual que está libre de toda exclusividad en su acceso y utilización. Aquí se encuentran incluidas obras que no tienen restricciones de derecho de autor establecidas, o se encuentran determinadas como tales cuando este derecho expira luego de cierto tiempo, y viene dado considerando los años contados desde la muerte del autor.

Según el Convenio de Berna, todas las obras intelectuales quedan bajo el dominio de los derechos de autor, inclusive los programas informáticos. Las obras sujetas al derecho de autor pasan al dominio público a los 50 años de la muerte del autor, aunque este mismo convenio reconoce el derecho de los países signatarios a ampliar el plazo de la protección.
Cuando una obra es de dominio público implica que las obras pueden ser explotadas por cualquier persona, pero siempre respetando los derechos morales de sus autores (básicamente la paternidad), pues lo que en realidad expira son los derechos de autor de carácter patrimonial, y esto permite el uso gratuito de sus contenidos, lo que se libera es la obra y no la edición, es decir, su plena accesibilidad.

Entonces, al utilizar obras en dominio público no se infringen derechos de autor porque no existen, ya que estas pueden ser utilizadas libremente y se pueden hacer obras derivadas o lucrarse con estas, tal es el caso de las películas de Disney basadas en obras bajo dominio público que produce y vende con licencia de derechos de autor, pasando a ganar billones de dólares basándose en obras que originalmente pertenecen al dominio público.


Derechos vendo, pero para mí no tengo

Es así como desde su primer film en 1937, Disney inicia la producción de versiones animadas de clásicos cuentos infantiles, y con algunas pocas excepciones, la mayoría de estos bajo el esquema del dominio público.

Aunque no soy detractor per se de las hermosas adaptaciones animadas de muchos de estos clásicos (solo hasta 1967) si me molesta que se apropie de los títulos de estos clásicos anexando su rúbrica como si fuese su creador y no su adaptador, sustituyendo de esta forma los créditos de sus creadores ya que al nombrar una de sus obras, por ejemplo, La sirenita de Disney o La Cenicienta de Disney, etc. Tiende a confundir sobre quien o quienes fueron sus creadores, independientemente que dentro del film aparezcan dichos nombres, en muchos casos de forma imperceptible.

También es molesto cuando la historia es tergiversada de tal forma que los personajes pierden la esencia original que su autor o autores (en la mayoría del lapso 1937-1967 esto no pasa afortunadamente) quisieron darle.

Tampoco estoy muy de acuerdo con la crítica sensiblera de los “finales Disney”, puesto que, al leer las historias originales de muchas de estas obras literarias, resultan ser bastantes más lóbregas y macabras de lo que la gente pueda imaginar y con finales muy lejos de ser considerados felices, bajo el pretexto de enseñar a los niños que la vida puede ser muy dura.

Entonces, lo que Disney hace no solo es lucrarse con coste cero de una obra que no es suya, sino que pareciera que se apodera también de la obra en sí. De acuerdo al convenio de Berna, esto sería una violación, aunque algunos podrían argumentar que los nombres de los autores originales si son mostrados en los filmes, pero nada más El resto de sus productos derivados: cómics, camisetas, muñecos, todos llevan el nombre del que versiono estas historias.

Una vez que el productor y presidente ejecutivo de la empresa fallece en diciembre del año 1966, aun después de muerto y enterrado (no congelado) dejo como enseñanza la codicia y abuso de poder a sus descendientes, sean estos con-sanguíneos o no.

A partir de la muerte del WD, la empresa entro en un bache creativo enorme, sobreviviendo con dificultad con obras clásicas también de dominio público (algunas planificadas por el propio Disney) y otras más recientes, que sin el pago o reconocimiento a sus autores pusieron producirse basado en el enorme poder financiero y amoral del conglomerado, puesto que al parecer son escasas las obras originales y el plagio o coincidencias notables suele abundar desde mediados de los 90’s tal y como sucedió con la considerada mejor película animada de la factoría y cuyos beneficios económicos dieron un gran auge a la empresa luego de años de recesión : El Rey León.

La historia de Simba, desterrado del reino de su Padre Mufasa cuando este es asesinado es conocida por todos. Lo que quizá no sea ampliamente conocido es que sobre esta exitosa producción pesa una densa sombra de plagio desde hace décadas. Pues es casi que idéntica a la historia de otro cachorro de león, Kimba (Astro en Latinoamérica) y que fue creado por el legendario autor japonés y padre de Astro Boy, Osamu Tezuka).

El Anime original se llamó Jungle Taitei (en España, El Emperador de la Selva y Leo El León en Hispanoamérica). La historia, también desarrollada en África, cuenta la vida de un león blanco llamado Caesar (Leo), que como líder de su manada busca proteger a los animales de la selva de la amenaza que representa el ser humano. Un cazador le asesina, y no puede conocer a su cachorro y heredero, Kimba (Astro) quien consigue escapar de ser atrapado por el cazador, y hará lo imposible por completar la misión de su padre.
Aquí no se puede hablar de coincidencias, Kimba o Astro, nombre con que le conocí, tiene hasta una escena en la que habla con su madre en el cielo, al igual que hace Simba con Mufasa. En la producción de Disney, Scar es el villano; en la historia de Kimba, el villano es un león malvado llamado Claw que tiene una melena negra y una cicatriz en su ojo izquierdo, además de dos secuaces que, casualmente, son hienas.

Sin embargo, y a pesar de todos estos elementos Disney nunca ha reconocido ni siquiera que se “inspirara” en la historia de Tezuca. Ni siquiera por la petición que hicieran más de 1.000 artistas de manga japoneses y estadounidenses para que Disney reconociese lo evidente. Disney manifestó mientras tanto que desconocía la historia del anime japonés, cosa difícil de creer puesto que fue transmitida con éxito también en Estados Unidos.

Y como si todo esto fuese poco, al momento del estreno de la misma, la compañía registró la frase ‘Hakuna Matata’ como una marca comercial, y sigue teniendo los derechos sobre su explotación hoy en día.
Enojados por lo que consideran un caso extremo de apropiación cultural, casi cien mil personas firmaron una petición exigiéndole a la empresa que deje de sacar partido a algo que no ha inventado.

Dicha petición obedece, según sus promotores, en que la decisión de registrar la marca ‘Hakuna Matata’ se basa exclusivamente en la codicia y es un insulto no solo para el espíritu del pueblo swahili sino también para África en general.

Según otros, la protesta confunde dos conceptos: los derechos de propiedad intelectual y los de marca registrada, ya que el registro de la palabra no significa que la compañía sea la propietaria de la frase, o que pueda prohibir que cualquiera la use. Supuestamente el registro obedece a la protección ya sea para la ropa o el calzado que se vende en los Estados Unidos, y para que otras empresas no explotaran la frase aprovechando el tirón de El Rey León, pero esto no impide que la gente imprima la frase en ropa al azar, siempre y cuando no haya conexión con la película o Disney.

Y esto, justamente es lo difícil.

El swahili es una de las lenguas más importantes de África. Y aunque en el resto del mundo no fuese conocida la frase antes de la película animada, hakuna matata, que significa literalmente “no hay problema”, es de uso común entre los swahililiparlantes mucho antes del film, y cuyo significado también puede traducirse como “vive y sé feliz”.

Pero la historia de prácticas deshonestas y abusivas no acaba aquí, ya que de manera de seguir sacando provecho económico ahora versionan los clásicos en CGI o como se conoce también con el nombre de remakes en acción.

El caso es que estos remakes no podrían existir sin las cintas previas, que engloban no solo el diseño de los personajes, la música original si no también los guiones que le dan sentido a la adaptación, y es en este último aspecto que la compañía se está aprovechando de un vacío legal para no recompensar como es debido a los guionistas de las cintas originales (no solo la historia de Simba de 1994 sino también la de Aladdin (1992). Uno de sus escritores se ha quejado públicamente de que los diálogos de estas nuevas versiones sean exactamente iguales a los que estos escribieron años atrás y que la empresa del ratón no se digne no solo a reconocer su trabajo vía compensación monetaria, a lo cual se negaron tajantemente, sino hasta se quejan que tampoco les han dado siquiera una camiseta de la película y hasta le han suspendido sus pases de por vida para los parques temáticos, beneficio del que gozaba el gremio de escritores.

Y la razón jurídica es que el gremio de guionistas de Estados Unidos no cubre las producciones animadas, así que Disney no tiene ninguna obligación de pagar alguna compensación económica a los responsables del libreto original en el caso de estas adaptaciones en imagen real.
Estos guionistas esperan que la mala publicidad de su queja publica haga reflexionar a la compañía, pero una empresa que no se caracteriza precisamente en toda su historia por su moral y el buen uso de sus escrúpulos, puede rectificar?

¿Será la inefable ley del karma o solo el resultado de recibir lo justo cuando se sirve con lealtad al diablo, como reza el viejo refrán?

Con atención a todo lo anterior, es entendido que Disney no tiene exclusividad sobre el uso de la historia de la Cenicienta o la Bella Durmiente.
No obstante, para aquellos que deseen realizar alguna composición de una obra sobre la historia de cualquiera de estas princesas o personajes de cuentos, deben tomar muy en cuenta que no podrán hacerlo -sin autorización- al utilizar nombres como “La cenicienta (Cinderella)” o “Blanca Nieves (Snow White)” puesto que dichas palabras se encuentran protegidas como marcas comerciales en diversos países del mundo a favor de The Walt Disney Company, lo que le proporciona derechos exclusivos sobre los mismos.

Esto significa que a partir de su registro puede prohibir que cualquier persona utilice ese nombre en la industria del entretenimiento, protegiendo así sus intangibles con dos clases de derechos de propiedad intelectual y restringiendo de alguna manera el desarrollo de nuevas obras relacionados con dichos relatos, al verse incapacitados de utilizar en dichas obras palabras como la “BELLA DURMIENTE” o “CENICIENTA”, por existir ya un monopolio sobre el uso y explotación de dichas palabras en el comercio.
Todo esto demuestra que Disney es realmente recelosa con la protección de sus ""creaciones intelectuales"" tanto así que ha fungido como fuerza influyente en la política legislativa norteamericana para poder lograr la extensión de la protección de los derechos de autor hasta 70 años después de la muerte del Disney, en razón de un solo, pero millonario activo intelectual: Mickey Mouse.

Mickey Mouse fue creado en 1928, bajo la Ley de Derechos de Autor de 1909, que les da derecho a 56 años de protección bajo la ley, no más. De acuerdo con la ley, sus derechos de autor expiraron en 1984. Ocho años antes de que expirara, el Congreso modificó la ley adoptando el sistema europeo, que prolongó la posesión de Disney sobre Mickey Mouse 19 años más, hasta 2003.

En 1997, el Congreso aprobó la Ley de Extensión de Copyright por la que los derechos de Disney sobre Mickey se ampliaron 20 años más, desde 2003 a 2023 (fecha actual límite). Según informes de medios supervisores, Disney pagó un total de 150.000 dólares a políticos involucrados en la campaña. La empresa nunca se pronuncia sobre ello, al considerar estas aportaciones una cuestión estrictamente interna de la compañía.

Además, Disney busca prolongar su posesión sobre Mickey a través de otras vías, entre ellas la identificación corporativa. Al convertir a Mickey en su logotipo — como se puede ver prácticamente en todas partes — lo único que tendrá que hacer la compañía es renovarlo para que el ratón pertenezca a la compañía hasta el fin de los tiempos.

Cada vez que los derechos de autor de Mickey están a punto de expirar, Disney gasta millones en presionar al Congreso para obtener extensiones e intercambiar contribuciones de campaña para obtener apoyo legislativo.
Los esfuerzos de Disney, otras corporaciones multinacionales con propiedad intelectual que expirarán pronto, parecen haber dado sus frutos. En 1976 - sólo 8 años antes de la expiración de Mickey, el Congreso modifico las leyes del copyright de Estados Unidos completamente para adecuarse con las normas europeas . Esta nueva ley amplió los derechos de autor corporativos ya publicados de 56 años a un máximo de 75 años. Todas las obras publicadas antes de 1922 pasaron inmediatamente al dominio público; todas las obras publicadas después de 1922 (incluido Mickey Mouse) tenían derecho a los 75 años completos de protección. Así, Mickey Mouse extendió su pase al dominio público 19 años, de 1984 a 2003.

A mediados de la década de 1990, Disney nuevamente comenzó a sentir la ruina inminente, no solo Mickey sino el resto de sus amigos pronto dejarían de poseer la protección de derecho de autor.

En 1997, el Congreso introdujo la Ley de extensión del término de derechos de autor , que proponía extender los derechos de autor corporativos nuevamente, esta vez, de 75 a 95 años. Para garantizar la aprobación del proyecto de ley, como era de esperarse, Disney se acercó a los legisladores, y aunque no hay forma de probar la presión ejercida por la empresa, los resultados funcionaron en gran medida a su favor: el proyecto de ley fue aprobado en silencio y por unanimidad en la Cámara y el Senado sin audiencias públicas, sin debate, sin aviso al público.

A principios de la década de 1970, el dibujante clandestino Dan O'Neil publicó una serie de "cómics obscenos y burlones de Mickey", ante esto, Disney le respondió con una demanda por infracción de derechos de autor y finalmente ganó con un acuerdo de casi $ 200,000.




Hoy, el Congreso de los Estados Unidos puede cambiar el plazo de los derechos de autor siempre que lo considere oportuno, lo que hace totalmente posible que los derechos de autor de Mickey Mouse se vuelvan a extender antes de 2023.


En última instancia, nada de esto puede importar: incluso si los derechos de autor de Mickey vencen en 2023, Disney tiene no menos de 19 marcas registradas en las palabras "Mickey Mouse" (que van desde programas de televisión y tiras de dibujos animados hasta parques temáticos y videojuegos) que podrían protegerlo del uso público.

Mientras que los derechos de autor protegen las obras de arte para que no sean manipuladas por el público, una marca comercial "protege las palabras, frases y símbolos utilizados para identificar la fuente de los productos o servicios".

En otras palabras, Disney ha arraigado a Mickey Mouse tan profundamente en su identidad corporativa que al personaje se le otorga esencialmente protección legal por la eternidad, siempre que Disney lo proteja (las marcas registradas duran indefinidamente, siempre que se renueven).
Es una triste verdad para los cruzados del dominio público: cuanto más poderosa y reconocible es una propiedad corporativa (y, por lo tanto, cuanto más codiciada es por la sociedad en general), es menos probable que se renuncie a ella.

Es de esta forma como Disney ha aprovechado al máximo los derechos de autor caducados, pero sin ingresar al sistema con sus propios personajes originales.

Todo un "reino magico" de codicia y ambición desmedida.
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Archivérez08
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MensajePublicado: 05/09/2020 17:38    Asunto: Responder citando

Muy buen artículo. Deberías abrir un blog Very Happy Very Happy
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magin
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MensajePublicado: 18/09/2020 00:24    Asunto: Responder citando

Eso lo contó Escobar en su entrevista de 1985 al hablar sobre la película Érase una Vez... "se ve que Disney tiene espías en todos los países y registran a su nombre lo que pillan". No pudieron poner a su película el título que querián porque lo había registrado Disney.

La apropiación del acervo colectivo o del patromonio cultural hace décadas que está siendo denunciada. Yo lo comencé a leer sobre empresas farmacéuticas que se quedaban con remedios naturales usados desde hacía siglos o milenios en la India.

Así funcionó Edison y otros empresarios presuntos inventores que robaban ideas, que tenían un ejército de abogados para evitar el avance de la ciencia si no iba a llenar sus arcas.
Felicidades por el artículo, sjurado.
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Goe
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MensajePublicado: 23/09/2020 11:58    Asunto: Responder citando

magin escribió:
Eso lo contó Escobar en su entrevista de 1985 al hablar sobre la película Érase una Vez... "se ve que Disney tiene espías en todos los países y registran a su nombre lo que pillan". No pudieron poner a su película el título que querián porque lo había registrado Disney.


¿Puedes poner enlace a la entrevista? Muchas gracias
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Vamos Ebisumaru!!!
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21
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MensajePublicado: 23/09/2020 14:25    Asunto: Responder citando

Aaahhhh, a eso os referís cuando habláis de la "mafia Disney"...
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¡Ríndete o matamos a Ana María!
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Archivérez08
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MensajePublicado: 23/09/2020 18:32    Asunto: Responder citando

21 escribió:
Aaahhhh, a eso os referís cuando habláis de la "mafia Disney"...


Laughing Laughing


Ultima edición por Archivérez08 el 30/09/2020 20:11, editado 1 vez
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magin
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MensajePublicado: 24/09/2020 19:42    Asunto: Responder citando

Os pongo un extracto, una traducción y el enlace:

Cita:
Estela Films del "polític Josep Benet". Es volia haver fet en català però va ser impossible perquè era l'any 1949 ¿i aquesta gent sabia en quina dictadura vivien o què?: es tracta del llargmetratge La Ventafocs... però en castellà tampoc no la van poder dir La Cenicienta -"La Senisienta"- perquè en Walt Disney, que es veu que té espies per tot arreu, se n'havia assabentat del projecte i va enregistrar legalment el nom abans.


Traducción (no traducimos del inglés pero sí de idiomas más exóticos como el catalán): Estela Films del "político Josep Benet". Se quería haver hecho en catalán pero fue imposible porque era el año 1949 ¿y esta gente sabía en qué dictadura vivían o qué?: se trata del largometraje La Cenicienta... pero en castellano tampoco le pudieron poner La Cenicienta -"La Senisienta" [lo pronuncia así] porque Walt Disney, que se ve que tiene espías por todos lados, se había enterado del proyecto y registró legalmente el nombre antes".

Esa es la explicación con comentarios que se hizo en La Maginoteca.

Enlace al artículo

vídeo de la entrevista de 1985

También se ha hablado en cierto foro
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sjurado
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MensajePublicado: 25/09/2020 17:21    Asunto: Responder citando

que curioso magin, por mas que he revisado la entrevista (no domino mucho el Catalan pero algo puede entenderse) no encuentro la parte de los derechos por el nombre de "La Cenicienta"que supuestamente fue lo que impidio a Escobar utilizar dicho nombre.

Me llama la atencion, sobre todo, el año, 1949, cuando el film animado estadounidense estaba en plena produccion.

entonces hacia Disney esto mucho antes siquiera de comenzar a trabajar en un proyecto?

Pense que la anecdota de los registros del nombre de las heroinas correspondia a tiempos mas recientes, junto al auge comercial de la marca 'Princesas'.
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magin
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MensajePublicado: 29/09/2020 23:27    Asunto: Responder citando

Del primer Colección Olé dedicado a Escobar, Rey de la Historieta, p37 y 38 si no me descuento. Epígrafe titulado "Escobar dibujante de animación". Va sin firmar pero sospecho que el texto es de Armando Matías Guiu, quien le hace una entrevista en el mismo tomo con sendas caricaturas del entrevistado y del entrevistador.

Cita:
"El resultado fue "Érase una vez", versión de "La Cenicienta" enl a que Escobar intervino como guionista y director de animación. El mismo [Escobar] nos cuenta el porqué de ese título: "Por aquel entonces Walt Disney estaba realizando en EEUU su famosa adaptación de "La Cenicienta", y al enterarse de que nosotros hacíamos lo mismo en España, registró sin pérdida de tiempo el título del cuento infantil en nuestro país, de modo que nosotros llegamos tarde y nuestra película tuvo que llamarse de otro modo. Y solo pudimos utilizar el verdadero nombre de la historieta como subtítulo de "Érase una vez".


El cómo se enteró una empresa multinacional o transnacional como Disney tiene poco misterio. Solamente sería suficiente con que se lo dijera algunod e sus editores en España. No sé si Luca de Tena ya editaba la Colección Dumbo.

El caso es que es un caso típico de cómo ahogar una industria al nacer. Estados Unidos lo ha hecho de manera habitual en Sudamérica, incluso con formas peores como obligar a hacer leyes que penalizaran con impuestos la fabricación industrial, con el objetivo de obligar a importar de los Estados Unidos al faltar la producción propia, y sin posibilidad de poder elegir, claro.

Me gustaría saber en cuántas salas se estrenó una y otra película. Y las fechas de estreno de ambas.

La de Disney se ha vendido en VHS y DVD y blablabla. La de Estela Films, nada.

No se ha pasado ni por la tele. Nunca o casi nunca.
Hay más cera que la que arde.

Si hubiera tenido continuidad o éxito suficiente, yo veo una serie de "Érase una vez..." Pulgarcito, etc. Con personajes de cuento pero más españoles. Tipo La Lechera, etc. Podría haber estado bien.
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Goe
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MensajePublicado: 02/10/2020 10:05    Asunto: Responder citando

Gracias magin. Me alegro de que hayas compartido las palabras de Escobar. Probablemente sea como dices, que alguno de los editores españoles de Disney lo dijera. No sé si será delación o algo sin mala intención, del tipo:

Trabajador de Disney: pronto sacaremos una película de la cenicienta, así que me gustaría que sacarais este anuncio de "próximamente"
Editor: ¡Qué casualidad! ¡Aquí también se está haciendo una!

Y posiblemente a ese editor no se le ocurriera que ese comentario proferido en España, llegara a los oídos de los magnates americanos de la empresa, en especial al mismísimo Walt Disney.
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magin
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MensajePublicado: 02/10/2020 15:25    Asunto: Responder citando

Puede haber de todo: a veces parece que la gente era muy inocentona para estar en un mundo empresarial.
Otra veces, el editor Disney como agente en España hacía su trabajo y lo cobraba.
Algún ¿sabremos la verdad?
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